Cumplo absolutamente con mi trabajo. Eso es lo que debe hacer cualquier ente inteligente. (HAL 9000)

En la calle entre persianas que se levantan, puertas que se abren y cierran, el sol aun dormido que perezoso empieza a despertar, ruido de motores, coches, autobuses, conversaciones, griterío, prisas, estrés, gentes que van al trabajo (algunas llegan tarde). Personas y autos parados esperando que se abra el semaforo.

Una voz tranquila, bajita, suave, lejana, me habla al oído.

¡Ay, de buena mañana con el dedo en la nariz! Yo también estoy pecando, doy comida a los pajaricos, aquí escondida entre estos arbustos.

Es una anciana menuda, bien vestida, quien pensaría encontrarla allí. Mete su mano en una bolsa, que ha desplegado con suma paciencia y la abre mostrándomela. Lleva comida de pájaro que esparce en el suelo entre los arbustos. Primero una vez, luego otra y otra.

La miro, parece un hada de un cuento de duendes y sílfides.

¡Que tenga un muy feliz día! ¡Tu también hijo! El semáforo se abre, nos alejamos.

Santo Pecar

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